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La Importancia del Gobierno Corporativo en la Gestión Empresarial
Por: Eduardo Rosado Fernández de Castro. Abogado especialista en Derecho Comercial y de Sociedades. Socio de Brigard Urrutia Abogados.
El Gobierno Corporativo debe entenderse como el conjunto de prácticas, acciones y comportamientos que determinan la forma cómo una empresa es administrada, liderada o gerenciada y que también refleja la manera cómo interactúa esa empresa con los diferentes grupos de interés. Sin embargo, no se trata de cualquier práctica o interacción; son acciones caracterizadas por estrictos principios de autorregulación, de transparencia y principalmente con una alta dosis de convicción, pues, hay que “creerse el cuento” que, solamente actuando con seriedad, respeto, dando ejemplo, imponiéndose altos estándares de conducta, es que se obtienen buenos y sostenibles resultados.
Para ello, es importante contar con una sólida estructura de gobierno interno que generalmente pasa por contar con un órgano de Junta Directiva o asimilable, prestando en todo caso especial atención en su conformación.
Precisamente, en momentos en que se ha generado un debate nacional sobre el período de los miembros de Junta Directiva de una reconocida compañía de mayoría estatal, es necesario considerar ciertos postulados fundamentales que no deben perderse de vista al conformar un cuerpo colegiado de esta naturaleza para que así pueda allanar el camino a uno de los principales objetivos de cualquier empresa: la efectividad de su administración.
Transformación Empresarial
Las épocas en que prevalecían los amiguismos o los compromisos, donde no todos los integrantes de una junta tenían el perfil adecuado ni las competencias necesarias, hoy han sido en buena medida superadas, o al menos en camino de lograrlo en gran parte de las empresas, especialmente las que están en el mercado público y las que tienen capital público. Y se ha dado esta transformación precisamente por el mayor escrutinio al que están sometidas las empresas de estas características por parte de unos grupos de interés, cada vez más activos.
Elegir entonces a las personas clave, con la formación y competencias requeridas, con la mezcla adecuada de integrantes, con la disposición de involucrarse y educarse en el negocio, con la independencia que les da la libertad para cuestionar y para fomentar los debates, con la iniciativa de solicitar toda la información que consideren relevante y con la activa participación en la construcción de las agendas de las reuniones, se ha vuelto indispensable.
No hay cabida entonces para los tiempos de las juntas pasivas, de las reuniones tranquilas, donde sus miembros eran unos convidados de piedra que asentían a todo lo que la gerencia presentaba y que terminaban siendo un comité de aplausos.
Además de lo ya anotado, hay toda una serie de buenas prácticas que ayudan en la conformación de una junta. Cada vez más, se propugna por la diversidad, con mayor cabida para las mujeres y minorías. Estudios indican que cuando hay grupos homogéneos, en adición a los prejuicios propios del grupo, se pueden presentar condicionamientos y sesgos producto de la mentalidad de rebaño o por jerarquías dentro del referido grupo. También indican los estudios que cuando hay diversidad, al haber opiniones diferentes, se dan mejores deliberaciones, enriqueciendo así el debate.
¿Qué ocurre en relación con los emprendimientos?
Empezaremos por decir que, generalmente, nacen de manera desordenada, más guiados por el ímpetu que le imprimen los emprendedores, y van aplazando la construcción de sólidos cimientos sobre los cuales deben soportarse las estructuras del negocio. Han copiado unos estatutos de terceros que no los ayudarán a enfrentar inevitables problemáticas.
Temas como la toma de ciertas decisiones relevantes, los bloqueos, la remuneración del emprendedor, la vinculación de familiares, la resolución de controversias a través de mecanismos distintos a un Tribunal de Arbitramento (etapa en la que la relación está comprometida), las opciones de transferencia (tag along/drag along) más allá del reconocimiento de derechos de preferencia, la sucesión en los cargos y tantos otros aspectos son totalmente relegados al carecer, por ejemplo, de buenos acuerdos de accionistas.
Se requieren buenas y claras reglas de juego que le permitan a los emprendedores navegar sin obstáculos y, de presentarse los mismos, poder superarlos de la forma menos traumática posible. Solo así las prevenciones de los inversionistas se logran disipar pues pueden establecer con mayor grado de certeza que existen procedimientos transparentes y efectivos para el logro de los objetivos que persiguen con su inversión.
Por ello, alternativas en esquemas de gobierno que transmitan confianza, en aquellas empresas, como el caso de algunos emprendimientos, que aún no son tan robustas, se vuelve un imperativo.
En estos casos se recomienda una instancia independiente de acompañamiento a la administración – una especie de Advisory Board o Comité Asesor – con miembros que cuenten con las competencias y el perfil adecuado, así la ecuación estaría a punto de completarse. Solo que, en una etapa inicial, para poder atraer a estos talentos, es recomendable quitarles el pesado fardo de las responsabilidades de un administrador, de ahí que la figura de asesores surja como una alternativa transitoria mientras se pone orden a la compañía.
El camino del emprendimiento no es fácil, pero se hace aún más difícil cuando no se construye con el orden requerido. La adopción de buenas prácticas de gobierno corporativo allana dicho camino, propician reconocimiento en los grupos de interés y propugnan por la sostenibilidad del negocio.
Finalmente, es preciso indicar, atendiendo directrices de la International Finance Corporation (IFC), brazo financiero del Banco Mundial, que las empresas que adoptan buenas prácticas de gobierno corporativo, generalmente, tienen mejor desempeño que otras, resultan más atractivas a los inversionistas, tienen acceso a mejores condiciones de crédito y gozan de mejor reputación. Un primer gran paso es una buena conformación del máximo órgano de administración de la compañía.