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La transición energética
En el marco del servicio de abastecimiento de la energía se presentan, en términos generales, dos aspectos macro. Uno que tiene que ver con el funcionamiento de la red (operación del Sistema Interconectado Nacional – SIN –) y el otro con la metodología de compra y venta de energía (Mercado de Energía Mayorista – MEM –). Lógicamente, estos dos aspectos deberán guardar una coherencia entre ellos y, adicionalmente, considerar las condiciones necesarias para que se den de manera que sea viable la pluralidad de actores o agentes donde se obtenga el costo óptimo para el usuario, con rentabilidad adecuada para el participante del mercado – sea cual fuere su rol -, ateniendo la seguridad y la confiabilidad del servicio.
En relación con lo anterior, debe ser considerada la matriz que abastece la demanda de energía que, en el caso de Colombia, es mayoritariamente hídrica, lo cual ha sido ampliamente presentado en diversos artículos de muchos conocedores del tema, tanto gubernamentales como privados, y que sin lugar a duda tiende a ser deficitaria durante períodos de baja hidrología. Sin embargo, conceptualmente ahí es donde entran a dar un soporte energético las plantas térmicas.
Desde la perspectiva de la generación de la energía – posteriormente, podremos entrar a considerar los otros aspectos de la cadena que van desde la generación, el transporte, la distribución, la comercialización e incluso el control del sistema, hay fuentes adicionales a considerar, como por ejemplo, el ingreso de nuevas fuentes de energía que han sido designadas como Fuentes No Convencionales de Energía Renovable (FNCER), así como la integración de aspectos relacionados con lo que se ha determinado transición energética, transformación digital, entre otras tendencias actuales. En todo caso, todo lo anterior debe confluir hacia una operación segura, económica y confiable del sistema.
Los sistemas de generación de energía a considerar pueden darse en varios planos como, por ejemplo; plantas conectadas a la red directamente, es decir aquellas instalaciones que cuentan con un conjunto de equipos que permiten entregar energía a la red, tal como se realiza hoy por una planta convencional, lógicamente con condiciones operativas diferentes.
El objetivo de pasar de una transición energética consiste en la diversificación de la matriz donde ahora se podrá contar con participación de más fuentes, incluida la adición, últimamente, de hidrógeno en sus diferentes versiones las cuales son particularizadas con colores significando diferencias en el proceso de producción del mismo.
Contar con estas nuevas fuentes, aporta a reducir la huella de carbono y por tanto Gases de Efecto Invernadero, requiere del concurso de aspectos asociados al desarrollo de estos proyectos tales como logísticos, terrenos, conexión al sistema interconectado, gestión de diversos permisos, etc.
Así mismo, se pueden observar pasos importantes en la consolidación de estos proyectos tal como la expedición de la Ley 1715 de 2014, quizás el primer paso en la apertura a este tema, y que, aunque ha sido estudiada y aplicada por muchos actores del mercado, incluyendo el segmento de las AGPE, hay aspectos que pueden ser optimizados, los cuales fortalecerán e impulsarán de forma franca la inclusión de las FERNC.
"Contar con nuevas fuentes aporta a reducir la huella de carbono y gases de efecto invernadero"
Habiendo llegado a este punto se podría observar que la transición energética, donde las FERNC, lógicamente tienen un papel protagónico, debe incluir lo actual y la forma de cómo co-participará con los futuros proyectos. Algunos de los aspectos a incluir, sin duda, corresponde a los sistemas de almacenamiento de energía, vistos en este caso en las plantas de generación, no únicamente desde los sistemas de transmisión, distribución donde su aplicación tiene un objetivo diferente.
Esta alternativa requiere, además de la tecnología, de importantes esquemas de sensibilización a los usuarios de manera que puedan integrarse al sistema y trabajar en su optimización de costos y en tal sentido en la del sistema. Claramente, en este punto logran confluir aspectos necesarios donde la transición, se observa, requiere de aspectos de medición inteligente, punto que hoy ya se observa en la regulación, pero adicionalmente esquemas de procesamiento de información robustos donde la información cruda pueda ser presentada a los interesados de manera clara e intuitiva para la toma de decisiones.
En conclusión, la transición energética se puede indicar que es el paso de un sistema convencional a uno en el cual, el sistema de generación de energía confluya nuevas fuentes de energía con énfasis en las renovables y capacidad de funcionamiento en islas; usando un sistema de transporte y distribución de energía con mayor capacidad no solo en sus líneas y redes sino especialmente de gestión para que sea posible el uso potencial de sistemas de almacenamiento, como uno de los principales puntos; llegando a los usuarios mediante un esquema de comercialización en la que la demanda tenga un rol con mayor actividad, permitiéndole no solo recibir la energía y determinar los mejores periodos de recepción sino, la posibilidad de devolverla con capacidad incluso de control, todo esto articulado mediante herramientas tecnológicas de supervisión y control, que contarán con procesamiento basado en tendencias como BigData, Inteligencia Artificial (IA), Internet de las cosas (IoT); A su vez proporciona bases para procesos de negociación electrónicos que cuenten con altos estándares de seguridad (Ciberseguridad en toda la cadena del proceso) facilitado por aspecto con Blockchain. Por supuesto que aún es necesario madurar varios puntos y lograr la interoperabilidad entre algunas de las partes con mayor fluidez, pero es necesario contar con una apertura visual para lograr mejorar las condiciones que nos lleven a un sistema con menor impacto en el ambiente y viable desde la industria.